Mi cuerpo pedía a gritos que me desahogase, aunque fuese delante de
aquella mujer con la que apenas había tratado en persona. Es curioso, pero a
veces no sirve de nada que la gente de tu círculo te escuche: suele haber
inútiles prejuicios de por medio, suelen pecar de conocerte demasiado y así
pensar que te dan el consejo perfecto. A veces sólo necesitas a alguien que no
conozca tu alrededor, una persona ajena a tu entorno que esté cerca de ti aún
en la distancia… Alguien que todavía guarde a su Peter Pan para ir contagiando
verdaderas sonrisas de niño.
Librepensadora, melómana, animalista, escéptica, levemente misántropa, algo vanguardista y en ocasiones defensora de lo indefendible. Mi misión aquí es intentar plasmar lo que pienso, siento y vivo día a día.
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27/8/13
Fragantes recuerdos
Al oler aquella fragancia me trasladé a mi más plena adolescencia. El
mundo desapareció de mi alrededor en aquel momento y recordé aquellos buenos
años en el instituto cuando, al rozar la piel del chico prohibido que me
gustaba, sentía que me encontraba en el paraíso más absoluto: el tiempo se
detenía y sólo percibía cómo su roce removía todas las células de mi organismo,
nuestros poros encajando cual puzzle pasional cuyas piezas arden de deseo; un
volcán que acecha al fruto prohibido hasta estallar y acabar con su propia
existencia.
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