2/3/13

Memorias de uno más

Estoy... estoy mareado... Las voces penetran en... en mis oídos fuert... fuertemente. Apenas puedo... distinguir una si... silueta borrosa del... delante d... de mí... 

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¡Mmmm! Qué bien se está en el prado. El campo verde, el olor a naturaleza, todo el día tumbado... y ella. Cómo me gusta mirarla y gozar de su compañía. Es muy especial para mí, ojalá tuviera el valor de decírselo algún día. 

Me llaman Navajito (siempre han dicho que soy un poco travieso), y mi vida se limita a no hacer mucho. Me tumbo en ese prado que tanto me relaja antes y después de comer. 
Mi grupo de amigos es muy amplio y dinámico. Digo "dinámico" porque no es estático, es decir, siempre están desapareciendo viejos amigos, aunque vienen también otros nuevos. No sé adónde irán, y la verdad es que los echo de menos, pero por suerte la tengo a ella, que me anima cuando estoy triste y siempre me cuida; la quiero mucho, ojalá tuviera el valor de decírselo algún día.  

Una mañana de verano (las mejores, sin duda), tuve un mal presentimiento. Y así fue. Vinieron unos hombres e intentaron cogerme. Vi que tenían una especie de arma, así que no opuse resistencia. Ella me miraba horrorizada, al igual que los demás. Supongo que me llevarían junto a mis otros amigos, los que desaparecían de repente, los que nunca regresaban. "Al menos no estaré solo" - pensé. Aun así me despojaban de mi más valioso tesoro, amiga, compañera... ¿Por qué? No lo sé, pero tampoco podía creer que no la volviese a ver jamás. Ojalá hubiese tenido el valor de decirle algún día: te quiero, mamá.

Me llevaron a una especie de vehículo. Creo que era un camión, un camión enorme con otros amigos. Me dejaron más tarde en una habitación oscura, donde fui torturado algunos días (aunque no sé exactamente si fueron días, horas o minutos; había perdido completamente la noción del tiempo). Al fin pararon y me quedé en aquel cuarto con el resto. Estaba rabioso, deseando encontrar a esos tipos para darles su merecido. De repente se abrió una puerta y una luz cegadora no me permitió ver lo que había tras ella. Noté pinchazos en la espalda y no me quedó más remedio que salir. Escapé corriendo de aquella estancia: ¿dónde están esos desalmados que han hecho tanto daño y me han separado de mi familia y amigos? Intenté llevarme por delante a todo lo que se interponía en mi paso. Escuchaba gritos (más bien berridos), aplausos e incluso me aventuro a decir que sonaba música. Había varias siluetas a mi alrededor (todavía no había recuperado mi vista del todo) y embestí contra ellas. Me mostraban sábanas y quería romperlas, pero de repente desaparecían. En ese momento escuché alrededor algo como "¡olé!" y, de repente, ¡ay! Un pinchazo en mi espalda. Noté algo clavado y colgando de mi lomo mientras goteaba sangre. Así me estuvieron martirizando durante largos minutos (lo que para mí fueron horas), y cada vez me encontraba más aturdido en aquel redondo y arenoso recinto. Cuanto más daño me hacían, más aplausos se oían. No entendía nada.

Llevo varias punzadas... y est... estoy agotado de correr por... por aquella plaza. Creo que... creo que voy a rendirme...  Estoy... estoy mareado...  Las voces penetran en... en mis oídos fuert... fuertemente. Apenas puedo... distinguir una si... silueta borrosa del... delante d... de mí...  Se... se está abalanz... abalanzando...  Vi... viene hac... hacia mí. ¡Qué doloooooor! He n... not... he notado... otr... otro... otro pinchazo...  No... no me que... quedan fuer... zas...  Ag... agonizo y p... pido ayu... ayuda, pero na... nadie me... oye...  Ahí vi... viene otr... otra vez... Lleva alg... algo en la ma... mano que ac... acaba en p... en punta...  Está parad... parado delan... delante... y no se mu... muev... mueve...  ¡Ah... sí! Ya es... está vinien... viniendo hac... hacia mí...  ¿Q... qu... qué va a... hac... hacer c... con... 

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Se acabó. Se acabó todo. Sólo sé que se hacen llamar toreros o matadores. Sólo sé que ellos me despojaron de mi vida, de mi tranquilidad, de mi paz, de mi prado, de mis seres más queridos, de mis amigos, de ella. Y también sé que ha sido por dinero. Espero que esas bestias no vivan mucho tiempo y se extingan pronto. No saben cuánto dolor causan, al igual que todas las personas de alrededor que los animan a realizar la masacre, al igual que todos los que lo ven con ojos de patriotismo desde sus casas, al igual que los músicos y al igual que tú, si lees estos párrafos y no te conmueves ni un poquito. Ya no pido un ápice de sensibilidad, sino algo de humanidad; aunque tal vez sea eso lo que pierde a los seres humanos y los lleve a cometer esta barbarie.