¡Háblame!
Necesito escucharte.
Que tu voz varonil y segura penetre en mi ser
y me ayude a no olvidarte.
¡Susúrrame!
Hazlo de verdad y al oído;
suave, cercano, lento.
Cuéntame que no te has ido.
¡Llámame!
Deja que me halle en tu figura.
Que sea la única, tu única,
presencia seductora y distraída.
¡Bésame!
Bésame con fuerza, ternura,
de día, de noche,
pasión, dulzura.
¡No me olvides, sigo aquí!
Tu dulce música me seduce a cada instante.
¡Vuela alto, acércate!
Como aquel cálido e intenso suspiro.
Lágrimas reflejan mis días,
soledad mi devenir.
Y recuerda que siempre lloraré:
"¡Oh Pardalet, vuelve a mí!"
Que pluma tienes Lorena. Que poema más bonito
ResponderEliminarGracias Peñita jaja.
Eliminar