4/12/13

Utopías

La nieta, inquieta y sin saber a quién recurrir, le pidió a la abuela algún consejo para conseguir olvidar a quien más deseaba, pero no le sirvió. Probó con el abuelo, siempre tan donjuán, pero tampoco obtuvo resultado. Incluso se encerró en su habitación con una pequeña vela y le contó el problema a su perrita, fallecida hace apenas algunos meses. Quiso mantener su mente ocupada, ya que a veces también la inundaba el tremendo duelo de su querido animal, de modo que se empapó de cine, de teatro, de música, de arte y de literatura. En aquel mundo pudo vivir mil y un romances con sus cientos de príncipes modelados por su imaginación, pudo tener consigo de nuevo a su mascota, junto con otras más, y hasta comenzó a escribir sobre lo que la atormentaba. Con el paso de los años consiguió olvidar todo lo que la inquietaba desde un principio, y, una vez desintoxicada, no supo volver a vivir.

1 comentario:

  1. guau.. mola!. el gusano que se hizo mariposa y ahora reposa en un pétalo entre nostalgia por la seda y anhelo por volar las amapolas.

    ResponderEliminar